Ante el gozo de la nada
una madre advierte
con admirable calma,
y con cierto temor
un amigo detiene sus palabras
para advertir un llanto, una fuga.
Un cristal, que alejàndose,
va quebrando su espacio
como finos cuernos de vidrio,
y una verdad inaceptable
son todo mi armamento.
El fantasma con quien juegas al amor
se dispersa., se adueña de un recuerdo,
y te envía poemas de arrepentimiento.
Me sobran los ojos,
me sobran las palabras,
porque aunque le niege
dictado final a mi corazòn.
Sé sin duda alguna,
que tus ojos, no mienten.
No hay comentarios:
Publicar un comentario