viernes, 29 de octubre de 2010

NADA A CAMBIO

Escuchaba tu dolor y lo hacia mío.
Era tu espalda y tu alma,
tu sombra y tu esencia.
Era tu voz y tus recuerdos;
era tu amigo.

Ante el dolor de lo que temes
me engañas presuroso y fugaz.
Te escapas sencillo y en silencio.
No hay palabra alguna,
tus labios han muerto.

Tu fé descanza en la almohada
en la que perdido, hubo noches
en que me escuchabas soñando
Un dia distinto.

Estaba ahí para tí.

Tus lágrimas corrían por mis mejillas,
tus manos hacían temblar mi pecho.
Escoltaba tu sombra mientras jugabas
al sueño.

Aquella noche donde no encontré salida alguna.
Te busqué, corrí por tu manos, rasgué tu silueta, y nada.
Perplejo silencio de olas muertas fue tu respuesta.

Yo estuve ahí para tí, no esparaba nada a cambio.
Solo tu voz hubiera abrazado mi infierno.

Era tu espalda y tu alma,
tu sombra y tu esencia.
Era tu voz y tus recuerdos.

Tú, simplemente nada.

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