Desandas sigilosa y me niegas tu mano.
En blanco se desvacenen recuerdos,
ideas no terminadas, absorvidas por una
musa desnuda.
Te ausentas como fría lluvia
que castiga silenciosa.
Te veo volar y tocar suelo,
mientras observas como muere
la soledad de mi silencio.
Trato de hablarte y tù me escuchas.
Mientras sonrìes y me brindas tu brazo.
Brazo que clavas en mi frente y marchas
feliz, de que ya inherte y en espera
de un poema que no dice nada,
puedas consagrarte finalmente
como una musa muerta.
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