Tu imagen reposa ante el gozo de un silencio mágico.
El aire puro despeina mis oraciones que en sincera batalla
emite sus respuestas.
Gracias por tu fortaleza hoy descubro ante las sombras del pasado un mundo nuevo.
El amor que te profeso, lealtad inquebrantable que me hace amarte madre mía, ha de brindar felicidad a mi presente.
Mirandote a los ojos me hablas y una vez mas, me dices: no temas.
Siempre a la espera de tu llamado mi bella virgen dorada, estare aquí para escucharte.
Me regalas rosas para amar y he de hacer que crescan bellas y libres.
Rosas que amaré hasta el cansancio como amaré tu presencia eternamente.
Desde aquel templo en el cobre donde un dia derramé mi llanto, hasta una ermita sagrada sentimos tu amor.
Amor que me hace dueño de un presente distinto.
Oh, luna vestida de virgen,
aquí estoy dandote gracias.

Poema de Lian Cenzano
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precioso mi amor, cada día escribes cosas más bellas y esta en particular me llego al alma.
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